Que la política entre en España a los enfrentamientos directos entre personas e ideas es un gran error que pagaremos sin duda y caro. La culpa es de nosotros, no de ellos que simplemente juegan a "…y tú, más…" pero todos nosotros parecemos incapaces de parar estos tumultos de violencia cultivada, regada y recogida de momento de poco en poco, a modo de pellizcos. Podemos seguir jugando a esto, sin saber parar a los violentos verbales, y a los violentos de gestos. A mi me la sopla por edad, pero os recomendaría leer uno de los cientos de libros que hablan de estos temas y todos llegan a la misma conclusión. Mucho cuidado con las tonterías, pues las carga el Diablo.
Lo mejor es llegar a saber los motivos de esta violencia. Nada se hace sin motivos, todo se planifica.
Hemos dejado abierta la puerta de los bichos y ahora encima los vamos alimentando. No sirve de nada ni la censura, ni las exabruptos contra los tontos de la palabra, contra los violentos viejos de cabeza y jóvenes de edad.
Simplemente hay que ser más inteligentes que ellos.
Y aquí, entre los que debemos cambiar de táctica (si queremos) están en primera línea los medios de comunicación, que se han equivocado de límite, de ajuste entre lo que es libertad y lo que es inteligencia social. Pero hay que dejarles hacer, y rezar aunque no seamos religiosos para que en algún momento se den cuenta, y para que ese momento no sea ya demasiado tarde.
A mi no me gustan todos los políticos, incluso diría que muchos de los que creía que me gustaban los veo torpes y lelos. Pero nunca jugaría a joder a mi territorio, a mi sociedad, pues sé qué consecuencias trae eso. Os voy a poner un ejemplo sencillo y de fuera de España, para que se entienda mejor, pues aquí entre nosotros ya no queda nada donde fijarse.
Iros una semana a Alemania, un viaje organizado (que los hay) para mostraros los residuos de la Historia de Alemania de los años 30 a los años 80 con guías especializados en contar la historia de forma neutral.
Un periodo amplio en donde se pueden ver todavía los destrozos de la guerra, los edificios reconstruidos, los enormes espacios que el ejército de Hitler empleaba para sus desfiles, las campos de concentración, algunos museos, algunos barrios muy distintos entre las dos zonas de la Alemania partida, los edificios históricos de los juicios, de los gobiernos, de los errores. Y luego volveros con más responsabilidad para intentar evitar que entre unos y otros, entre todos nosotros seamos tan tontos como para no ver los peligros.
Un enorme periodo que para ser completo debe ir desde 1923 a 1989. Son 66 años como en España fueron casi 40 años. Las sociedades muchas veces avanzamos dando pasos atrás, y casi siempre sin darnos cuenta, de la forma más tonta y leve que nos podemos imaginar. Por bobas casualidades que nadie es capaz de imaginar ante la historia.
Un clima social que nadie detecta, un intento de Golpe para hacerse con el poder en el año 1923, y una sociedad cansada y efervescente en constante aceptación de la violencia, pues no iba contra nadie en concreto, contra el YO como si no existiera en la historia el NOSOTROS. El final en 1989 lo conocemos. Pero entre medio hay mucho dolor, hambre, destrucción e injusticias.