Parece ser que Pablo Iglesias quiere abandonar la política y afianzar un medio de comunicación progresista o crear uno nuevo apoyándose de forma mutua en algunos Grupos que ya tienen periodismo digital progresista, como podría ser el caso de Público. Es una decisión lógica, válida y de defensa ante los tiempos que ahora corren. El poder es relativo, es líquido como es casi todo líquido en estos tiempo.
Y lo que no es lógico es que la izquierda no tenga un medio de comunicación potente que sepa, pueda, quiera defender las ideas progresistas. NUNCA en la historia de España ha sucedido esto. Incluso en los últimos años del franquismo había medios progresistas incipientes que se atrevían con la censura. ¿Os recuerdo al Andalán?
Un Medio de Comunicación hoy ya no es un medio de papel, sino un Medio Digital, estático o no, televisivo y radiofónico, en internet y muy plural en sus contenidos y herramientas. Ya tenemos pues claramente diseñado el medio, la forma, los modos.
Falta la chicha, es decir el dinero.
No es posible soportar que hoy en España la única televisión libre para opinar lo que le venga en la real gana algo controlada sea Movistar, una televisión de pago y no dedicada precisamente a ser generalista. Sus pocos programas claramente televisivos son la única ventana libre que deja entrar algo de aire limpio, sin manipular. Y eso es tremendo para estos tiempos en España.
Hay luces en el panorama digital de estos momentos, hay ideas y proyectos que funcionan bien. Pero tienen que crecer y hacerse adultos, mayores, con más influencia. El ejemplo de diario.es tiene réplicas diversas, pero todas ellas son suaves y no pueden dar el salto importante.
Hay profesionales progresistas, reflexivos, necesarios. Los conocemos. Hay incluso otras formas de hacer televisión.
Así que lo único que se necesita es rentabilidad del proyecto, apoyos, empujes. Y España tiene que salir de la actual basura social televisiva donde solo se tocan temas para tapar otros temas, donde algunos presentadores de máxima audiencia saltan mitines a las 9 de la mañana sin que nadie puede replicar desde otras ventanas. Eso es una democracia coja. España necesita calma, reflexión y sacar encima de la mesa los problemas de verdad, y no los manipulados por odio en defensa de familiares. La pluralidad es la garantía de la moderación o del estallido. Hay que jugársela si queremos que nuestra sociedad sobreviva.