11.5.24

Dios no ayuda a los que madrugan, es mentira

 

No siempre madrugar es sinónimo de encontrarte las calles vacías para que las conquistes. 

Depende todo de lo que han madrugado los demás para buscar esas mismas posibilidades. 

Así que lo normal es que Dios no te ayude por madrugar, ni tan siquiera que te vaya a invitar a un café. 

Sal de casa bien despierto, con dinero en el bolsillo por si te quieres tomar un cafelito, y no esperes milagros.

Si acaso condiciona tú mismo la suerte de cada día.