19.3.21

¿Se ha convertido la política en un simple oficio? ¿No supone eso entrar en la mediocridad?

La política se ha ido transformando en un oficio más, en un puesto administrativo, casi funcionarial, perdiendo el sentido de altruismo y de sentido común para y hacia la sociedad para convertirse poco a poco en un simple trabajo, en un oficio. No hay diferencias entre las distintas ideologías, y eso es lo más duro de admitir.

A diferencia de lo que piensa la sociedad, no es además el trabajo político altamente remunerado, sino al contrario, muchos de los políticos si son válidos o muy válidos, ganarían mucho más en su vida civil y en empresas privadas. Otra cosa es que utilicen la política como palanca para lanzarse. Pero la mediocridad es lo que impera. E incluso la mayoría de los políticos con diferencia NO COBRAN NADA aunque nadie los considera políticos… sino tontos.

Esta realidad trastoca la excelencia en la política y la mediocridad impera en muchos casos. Al convertirse en un oficio, se trabaja desde el oficio y con una reglas muy distintas a las que debería ser la política de representación de la sociedad, de las ideas, de las reflexiones. ¿Qué es el futuro de la sociedad para un trabajador de la política que ya tiene seguro el sillón y el despacho?

Incluso se da el caso de que hay familias donde los puestos políticos se reproducen, incluso casi se traspasan, como si fueran notarios, médicos o militares. Del padre político surge el hijo y el nieto políticos. Algo que parecería ilógico si estamos hablando de un servicio altruista a la sociedad. ¿Hay familias más predispuestas que otras a ofrecerse a la sociedad para servirlas desde el altruismo?

No confundir altruismo con gratuidad. Soy de los que piensan que la política debería estar mucho mejor pagada y que el Voluntario no debería existir en los volúmenes en que existen en España con 4 millones de desempleados, pero ese es otro tema.

Hay dirigentes empresariales, incluso desde PYMES, que cobran más que un político de ciudad o de Comunidad, pero estos últimos mueven muchos más millones de presupuesto, mueve futuros y puestos de trabajo de a veces millones de personas. Un error por mala gestión de un político de una gran ciudad o de una Comunidad autónoma puede suponer muchos más millones de pérdidas que un robo de un sillón o de un bote de gomina. Pero a nadie se juzga (como también es lógico) a los que comenten errores de gestión que suponen pérdida de dineros a sacos.

Un error de un político torpe o poco preparado para su labor (y ojo con la preparación, pues no se trata de titulitis) puede salir muy caro a una sociedad entera. Por no saber elegir a los mejores, por no tener a los mejores. por muy diversos motivos que conocemos pero que tapamos con el clásico insulto hacia el político en general. Ese es el primer error grave de la sociedad. No todos son iguales, pero si insultamos a todos, solo se queman los que no se creen que esto sea un oficio de sillón.

Y tampoco estoy hablando de potenciar los técnicos para ocupar los puestos de gestión política, sino de tener a los mejores. Y de plantear las reformas necesarias para poder tener a esos mejores, con los innumerables cambios que eso supone. 

Julio M. Puente Mateo