¿Qué es el tiempo? O dicho de otra manera… ¿qué es largo, extenso, duradero en una pandemia como la del COVID… y qué es soportable sin producir heridas? La relatividad en muchas escenas de la vida es muy amplia. Tenemos un recorrido que hacer en la vida, sabemos que nuestros tiempos siempre se agotan o que tienen una fecha de caducidad sin saber cuál es, no viene explicada en nuestra etiqueta personal, pero sabemos que existe.
Y por eso el tiempo es algo muy relativo. Un año es “nada” para un niño y media vida para una persona de 75 años. Por eso la capacidad de aprovechar todos los tiempos, cada segundo, depende de la particular manera de ver en cada persona. Esta pandemia puede durar mucho o poco, y curiosamente estaría durando lo mismo entre ambos conceptos pues depende del punto de vista. Y sobre todo de a qué dedicamos cada segundo de estos tiempos que ahora nos toca vivir.
Vivir todo este tiempo de COVID para no hacer nada, para esperar… es perder la vida.
En estos meses no se puede hacer lo mismo que antes, no se puede hacer TODO y lo sabemos, pero se pueden hacer muchas cosas, incluso muchas OTRAS cosas. En eso se trata a la hora de saber seguir viviendo sin querer mirar mucho a la pandemia, excepto para defendernos de sus contagios.
Esto durará lo que cada uno de nosotros queramos que dure. Para todos durará un par de años y llevamos consumido en este algo más de un año lo que posiblemente es lo complejo, lo duro.
Pero para muchos de nosotros esto está durando un par de horas al día de noticias, reparos y conversaciones y cuatro o seis viajes fuera de nuestra ciudad que no podemos hacer.
Es lo mismo pero contado de otra forma para que sea diferente. Solo tenemos el tiempo, lo demás son restos y pajas, apariencias y poco más. Pues entonces…, empleemos el tiempo para seguir siendo felices, para hacer lo que nos apetece hacer. Muchos otros, la mayoría de las personas, no pueden elegir tanto como nosotros.
Todo es transitorio en la vida, estamos para construir, para disfrutar, para entregar y recibir. Todo esto lo podemos seguir haciendo con y sin pandemia. NO hay que mirar muy atrás para ver tiempos perdidos, cosas sin hacer, fracasos simplemente por NO hacer.
Todo es transitorio en la vida, estamos para construir, para disfrutar, para entregar y recibir. Todo esto lo podemos seguir haciendo con y sin pandemia. NO hay que mirar muy atrás para ver tiempos perdidos, cosas sin hacer, fracasos simplemente por NO hacer.
No nos podemos amparar en estos tiempos que parecen vacíos, pues no lo son, simplemente son distintos. Y además son temporalmente transitorios. No solo cambiarán a una normalidad casi similar, sino que además en ese “casi” está la salsa nueva que nos moverá en el futuro.
En ese futuro que incluso los más mayores vamos a pasar el resto de nuestras vidas. Lo que salga tras la pandemia durará todo el resto de mi vida, con 64 años actuales.
En ese futuro que incluso los más mayores vamos a pasar el resto de nuestras vidas. Lo que salga tras la pandemia durará todo el resto de mi vida, con 64 años actuales.
Dá igual cuanto tiempo será, lo que sí es cierto es que será TODO el resto de mi vida. Así que debemos aprender a esa adaptación simple y sencilla, a entender los nuevos tiempos, a observarlos y saber modularlos, a sacarles el mejor sabor.
Nadie nunca dijo que vivir sea fácil, que las patadas no duelen, simplemente hay que admitir que doblarse por el dolor debe durar lo menos posible para no estar perdiendo mucho tiempo, pues no sirve de nada y menos para ser feliz y útil para ti y para los demás. Esta pandemia nos está doblando, mucho más a las personas que sufren la enfermedad, a los que deja heridos graves, a las familias que con dolor observan el dolor.
Para ellos solo cabe de consuelo saber que se hace lo posible y a veces casi lo imposible. Pero para el resto debemos entender que lo necesario es evitar contagiar, pues es peor contagiar que ser contagiado.
Nadie nunca dijo que vivir sea fácil, que las patadas no duelen, simplemente hay que admitir que doblarse por el dolor debe durar lo menos posible para no estar perdiendo mucho tiempo, pues no sirve de nada y menos para ser feliz y útil para ti y para los demás. Esta pandemia nos está doblando, mucho más a las personas que sufren la enfermedad, a los que deja heridos graves, a las familias que con dolor observan el dolor.
Para ellos solo cabe de consuelo saber que se hace lo posible y a veces casi lo imposible. Pero para el resto debemos entender que lo necesario es evitar contagiar, pues es peor contagiar que ser contagiado.
¿Alguien se imagina el pensamiento de quien sabe que ha contagiado a otras personas y por su transmisión ha producido un fallecimiento d alguien cercano?
Repensemos el futuro, aprendamos del pasado, no dejemos de estar atentos y vivos para poder tomar las decisiones antes de que sea demasiado tarde, seamos solidarios y en la medida en que sea posible seamos felices a costa de saber adaptarnos a los tiempos que vayan viniendo.
Serán siempre un reto, nuestro reto generacional, y si somos capaces de vencerlo saldremos victoriosos y más aprendidos. Y conseguiremos que aunque dure lo que dure este frenazo en el tiempo habitual, se nos pase lo más corto que podamos y nos deje las menos heridas posibles, pues las tendremos que soportar, conllevar y además vencer.
Repensemos el futuro, aprendamos del pasado, no dejemos de estar atentos y vivos para poder tomar las decisiones antes de que sea demasiado tarde, seamos solidarios y en la medida en que sea posible seamos felices a costa de saber adaptarnos a los tiempos que vayan viniendo.
Serán siempre un reto, nuestro reto generacional, y si somos capaces de vencerlo saldremos victoriosos y más aprendidos. Y conseguiremos que aunque dure lo que dure este frenazo en el tiempo habitual, se nos pase lo más corto que podamos y nos deje las menos heridas posibles, pues las tendremos que soportar, conllevar y además vencer.
Julio M. Puente Mateo