Ya he dicho varias veces en estos meses últimos que los ERTEs que fueron una buena idea, no lo son hoy, y que tienen que formar parte del pasado si queremos reordenar el mercado laboral y la economía, en la España que tendrá que salir de la pandemia por obligación. Ya se habla de unos 700.000 puestos de trabajo en ERTE a partir de enero de 2021, lo que supone tener dos cuantas de desempleo español, la que conocemos como desempleo reconocido y los ERTE que supone estar desempleo pero no despedido, estar en paro pero a su vez estar en una empresa pero sin trabajar.
A estos 700.000 empleos que suponen 700.000 personas, les pagamos de forma distinta a si tuvieran el desempleo, con unos derechos diferentes y ni les permitimos buscar trabajo excepto que se auto despidan de su empresa, ni les buscamos fórmulas de reciclaje, de formación alternativa, de procesos de búsqueda de nuevos trabajos, pues ni están desempleados ni trabajan. Un limbo que debería ser la solución durante unos meses pero que no lo es eternamente y al que hay que buscar alternativa responsable y útil.
No podemos tener un número indeterminado de empresas sostenidas de forma zombi por el dinero público, y a costa de 700.000 personas que ni trabajan ni están desempleadas. Eso hay que pulirlo, regularlo, aceptarlo aunque sea muy duro asumir cierres de empresas o traslado de estos trabajadores al desempleo pero con sus indemnizaciones correspondientes por despido, para empezar a pensar en una economía moderna regida por un mercado laboral similar a nuestros vecinos europeos.