Vuelven los confinamientos en casi toda España, vuelve a congelarse nuestro país pero seguimos observando que para muchos españoles todo esto es un triste juego para desobedecer… con chulería incluso. No hay concepto social de ayuda, de apoyo de personas a personas.
Creemos que Papá Estado —que además lo configuramos de imbécil— nos debe tratar como a niños y darnos la propina todos los meses.
Aragón está muy mal con cifras de contagio que asombran a Europa, que asustan si se comparan con nuestros vecinos europeos. pero seguimos no haciendo caso. Hace un momento he ido a comprar y me cruzo siempre con dos cafeterías. Llenas y con la gente sin mascarillas. No parece que haya problema. Ya no queremos ni saber qué nos está sucediendo.
Ante esta parte de la sociedad que no quiere responder hay pocas cosas que hacer. Cuando más duras sean las medidas, más las sufriremos los que las obedecemos, pero al resto se la soplará. Y así esto se puede eternizar y sobre todo nos puede hundir hacia una sociedad que va a necesitar lo que no está escrito para levantar cabeza.
Hoy escucho en el Congreso de los Diputados a una persona que quiere ser Presidente y que odia a Europa. ¿Lo estará escuchando Europa? Seguro.
Saben allí que somos unos tramposos y desobedientes sociales, y que además vamos disfrazados de bobos. Bien. Huyamos de Europa. ¿Qué queremos ser en las siguientes décadas? Digámoslo con claridad. ¿libres? ¿Libres de quién? Seamos sinceros porque curiosamente los que dicen eso saben perfectamente a qué me refiero.
Podemos seguir comportándonos socialmente como tontos de baba, a mi me da igual ya, estoy mayor, casi no me afectará. Pero a los jóvenes ni te cuento. A los menores de 55 años les va a costar un huevo y parte del otro salir regular de esta. La crisis será maravillosamente histórica.
Pero nos apetece seguir desobedeciendo, siendo pocos inteligentes y observando como cierran bares, restaurantes, tiendas, talleres, empresas, inversiones. Y crecen los tontos que cada vez parecen tener más chulería y más espacio.