Parece absurdo entender que ante un Presidente de los EEUU como Donald Trump, el partido de la oposición, los Demócratas, solo hayan sido capaces de presentar a un candidato como Joe Biden para competir por la Presidencia de los EEUU. Es una manera de aceptar que es casi imposible ganar a Donald Trump y que por ello cualquier candidato a Presidente puede servir, aunque las encuestas digan que se alzará con el triunfo.
Si analizamos la situación desde fuera veríamos que mientras Donald Trump es muy cuestionada en amplias capas sociales americanas e incluso en amplios espacios territoriales, a su vez es ampliamente defendido e incluso "amado" en otros sectores americanos que están creciendo en los últimos años.
Desde Europa esto lo podemos entender muy bien observando el crecimiento de la derecha extrema en todos los países. No lo comprendemos, no nos parece lógico, pero se produce y no somos capaces de revertir la situación.
Joe Biden no era querido por gran parte de su propio partido, al que ahora tienen que abrazar tras haberle votado en contra en unas Primarias que no fueron un camino fácil para un candidato gris, muy mayor, poco carismático ni para bien ni para mal. Todo lo contrario de lo que ha logrado Donald Trump.
Los votos a los candidatos ya se van sumando en ese voto por correo que ha aumentado como nunca. El día 3 de noviembre, hoy es viernes y se vota el próximo miércoles, se saldrá de dudas en el mundo que se encara hacia una lucha por dominar todo entre unos EEUU en declive y una China en ascenso.
El resultado marcará los próximos años en todo el mundo, y aunque no sea sencillo vaticinar un resultado, yo creo que Donald Trump tiene muchas posibilidades de repetir, aunque me cueste un dolor de entrepiernas admitirlo. Los americanos son muy dados a defender "lo suyo" con decisiones a veces dramáticas, pues no conocen el gris como un color válido.