No nos podíamos imaginar que a estas alturas de 2020 íbamos a estar acojonados y llenos de incertidumbre por una pandemia que no entienden ni los técnicos ni mucho menos los políticos, responsables que pueden pasar de decirnos en marzo o abril que la mascarilla no era necesaria a contarnos ahora que hay que estar al aire libre aunque ellos mismos sigan cerrando parques y campos deportivos y no obliguen a que algunos servicios en el verano español se hubieran celebrado en la calle como así se ha hecho en New York. ¿También las mascarillas en el hogar, en todos los sitios cerrados como ya insinúan?
Podríamos haber montado en los meses de verano toda una infraestructura para dar algunas clases educativas al aire libre en las zonas de recreo, en las zonas deportivas. pero no se ha realizado. Ahora se habla abiertamente del contagio aéreo, y la solución pasa por ventilar y estar al aire libre.
Se debería haber facilitado el montaje de terrazas externas a los locales para bares y restaurantes, con sistemas que rebajaran la afección a vecinos como se ha realizado en los EEUU. Que ya sé, tampoco es el país a copiar.
Pero sí hay otros países incluso cercanos en donde podríamos haber visto y observado sus decisiones, pues sus resultados han sido buenos. Mientras España está en el puesto 17 de todo el mundo por número de casos por millón de habitantes (de los que solo 3 ó 4 son comparables en tamaño o importancia), la vecina Portugal está en el número 58. Hablamos de casos por millón de habitantes.
Seguimos sin tener una App que sirva para nada. No hemos hecho estudios completos y complejos sobre la incidencia de la pandemia ante ciertas actividades controladas. Metamos a 5.000 personas en un campo deportivo y revisemos constantemente si su incidencia de contagios es superior a la media, por poner un ejemplo que serviría para decena de actividades.
Con una sociedad muy cabreada y cansada y creciendo el número de técnicos e investigadores que critica ya abiertamente las decisiones políticas sobre la pandemia no adentramos en un otoño confuso y con mentiras en los datos que se transmiten. ¿A dónde pensamos llegar en la mentira llena de errores e incapacidades, tanto en España como a través de la OMS?