Ahora cierra los ojos, controla tu respiración, lentamente respira notando esa misma respiración, dándote cuenta de las exhalaciones, de las inspiraciones….
Imagina ahora que vas de viaje en un tren a un lugar que para ti sea especial, una ciudad, una playa, un monte… un sitio donde hayas vivido algo especial.
El viaje en tren tendrá tantas paradas como años tienes tú. O si consideras que son muchas paradas, pues una cada dos o cinco años de tu vida.
En cada parada, se bajará del tren algo que te perturbe en tu vida, un lastre, un desamor, un trabajo que ya has finalizado, una experiencia negativa, un momento que deseas borrar. En cada parada del tren se va perdiendo un peso importante de tu vida pasada.
De esta manera, a la par que sueltas un pesado lastre que te atormenta, te darás cuenta de las cosas buenas que hay en la vida, de todo lo bueno que has hecho. E irás nivelando el peso de la vida con este viaje mental.
Y así cuando en la última parada llegues a tu destino, habrás vaciado tu equipaje de duelos y lo habrás llenado de sueños.
Y en tu destino, donde estás ahora, desconecta, relaja, escucha el sonido ambiente, déjate llevar por el momento. Intenta que todo parezca nuevo, para que poco a poco todo sea nuevo.
Céntrate de nuevo en tu respiración y haz una relajación progresiva por las partes de tu cuerpo.
Buen viaje, por la vida, por tu única vida. Y recuerda que este ejercicio lo puedes hacer tantas veces como lo necesites.
Laura Puente Ajovín