Si las organizaciones políticas no tienen a militantes trabajando en los barrios y en los pueblos, no son nada de nada. Pierden su sentido y los primeros que lo advierten son los ciudadanos y por ello los votantes.
Hoy nos mentimos con las Redes Sociales, nos creemos que los que votan y dan fuerza son los Likes o las menciones. pero lo único que importa todavía es la presencia trabajando de verdad y dando la cara para que te conozcan, de los pequeños representantes políticos en los barrios, en los sindicatos, en las asociaciones, en los pueblos.
Y además del trabajo de estas personas, su imagen, su disposición, sus ideas y decisiones. Todo lo demás es superfluo. Luego debe existir por encima una buena organización, una capacidad de gestión, un buen equipo que lidere, una ayuda de los medios de comunicación, una ideología que no engañe.
Pero lo magro, lo complicado de mantener motivado es tener un buen equipo de militantes y simpatizantes que impregnen la sociedad, los barrios y las calles del espíritu político del trabajo y la dedicación.
No hay que montar mesas petitorias cuando falta una semana para votar, hay que estar trabajando todos los días de los cuatro años que median entre unas elecciones y las siguientes. Y las organizaciones deben escuchar a estos militantes pues son la correa de transmisión de los problemas.
Por cierto, un mensaje para los “jefes” de los partidos políticos. Escuchar es: ESCUCHAR, no es simplemente aguantar durante unos segundo que te cuenten su opinión. Es tomar notas de lo que sucede en la calle, y preguntar a los compañerxs militantes para saber más.
Hoy nos mentimos con las Redes Sociales, nos creemos que los que votan y dan fuerza son los Likes o las menciones. pero lo único que importa todavía es la presencia trabajando de verdad y dando la cara para que te conozcan, de los pequeños representantes políticos en los barrios, en los sindicatos, en las asociaciones, en los pueblos.
Y además del trabajo de estas personas, su imagen, su disposición, sus ideas y decisiones. Todo lo demás es superfluo. Luego debe existir por encima una buena organización, una capacidad de gestión, un buen equipo que lidere, una ayuda de los medios de comunicación, una ideología que no engañe.
Pero lo magro, lo complicado de mantener motivado es tener un buen equipo de militantes y simpatizantes que impregnen la sociedad, los barrios y las calles del espíritu político del trabajo y la dedicación.
No hay que montar mesas petitorias cuando falta una semana para votar, hay que estar trabajando todos los días de los cuatro años que median entre unas elecciones y las siguientes. Y las organizaciones deben escuchar a estos militantes pues son la correa de transmisión de los problemas.
Por cierto, un mensaje para los “jefes” de los partidos políticos. Escuchar es: ESCUCHAR, no es simplemente aguantar durante unos segundo que te cuenten su opinión. Es tomar notas de lo que sucede en la calle, y preguntar a los compañerxs militantes para saber más.
En Aragón tenemos varios partidos políticos que han perdido su presencia en los barrios, en las calles de los pueblos. Ellos lo saben. Son imprescindibles, pero ya no están. Y desde las direcciones de los partidos se preguntan los motivos y las soluciones. No eran tan difíciles si las decisiones se toman en su momento. Son complicadísimas si se quieren tomar cuando ya no hay (casi) remedio.