Pero seguimos muy vivos y a veces nos contemplan como árboles majestuosos, con gran historia, capaces de ser cuidados pues perderlos es dejar un gran hueco complicado de tapar, de volver a llenar.
Si se nos cae alguna rama, tranquilos, hoy los hospitales podadores funcionan muy bien. Lentos, es verdad, pero seguros. No es fácil que nos dejen morir sin más.
Así que a seguir contemplando la carretera pasar, con ganas de seguir mirando a los vecinos.