El genial El Roto, en su viñeta de hoy en El País nos muestra una clásica y viejuna estampa de una ama o una monja de asilo, contemplando el cadáver tapado —para no verle la cara— de un 2019 ya fallecido y al que nadie quiere reconocer.
Todos podemos hablar de ese 2019 de una forma personal y no concluyente. Para unos habrá sido un buen año y para otros un año nefasto. Depende. ¿Para España? Sin duda un año incierto, malo sin llegar a ser peor, pero dejando en sus moribundos últimos días alguna luz posible.
Sobre todo es preocupante el futuro de la sociedad en general cada vez más desigual en sus posibilidades de vida, a la que no queremos entender en sus paso hacia el futuro. Peligra incluso la democracia global como advertimos excesivas veces, aunque sabemos de la fortaleza de la misma, alentada por todos nosotros.
Sigamos trabajando casi egoístamente por el bienestar social de cada uno de nosotros, pues si somos serios y simplemente seres humanos que no nos dejamos manipular, personas libres y responsables, lograremos unos objetivos para España que serán positivos.
Y no nos despistemos. El resto de personas cercanas, de familia o de calle, de ciudad o de país, SÍ nos tienen que importar y cada vez más.