Dicen las personas más mayores que yo, que las hay aunque cada vez menos, que en tiempos del hambre en Zaragoza, en aquellos años ya de los 40 pero sobre todo de los 50 del viejo siglo, las prostitutas que solían por entonces estar trabajando por la zona de detrás del Teatro Principal (yo nunca las llegué a conocer por esa zona) cobraban sus servicios con alimentos. Sobre todo de sus clientes de zonas rurales que venían a Zaragoza a pasar la mañana.
Valían más los alimentos que el dinero. Así que esta viñeta de 1976, siendo más reciente aunque ya tenga casi 50 años, me recuerda aquellos datos que me comentaban mis oficiales en mi primer trabajo. Cosas viejas de la Zaragoza vieja.