La automatización de procesos mal llamada robotización supondrá a la humanidad unos cambios de futuro imposibles casi de predecir. No van a ser los robot los que decidan por nosotros, los que trabajen por nosotros, sino una serie de procesos y de sistemas de creación, de momento casi imposibles de imaginar. Asimilamos la robotización con robot similares a las personas, enteras o a trozos, con brazos o con piernas, pero la realidad va a ser muy otra, con procesos sin forma física.
Si le enseñamos (programamos) a unas máquinas todo el Arte del último siglo, e incluso si se les otorga la posibilidad de elección y selección, ellas solas podrían seguir creando obras de arte contemporáneo sin parar. Incluso si las programamos para que sigan aprendiendo de lo que ellas mismas producen podrían evolucionar hacia creaciones que ya no serían imaginadas por nosotros.
Lo podrían hacer en el Arte pictórico o escultórico, pero también en la gastronomía, en la literatura, en la decoración, en el urbanismo, en la arquitectura, etc.
Podrían dirigir los Gobiernos de empresas, de ciudades o de países. Podrían evitar las guerras clásicas a costa de crear otras guerras. Podrían ser médicos virtuales o incluso jueces que sentenciaran con arreglo a los datos que les fueran metiendo los testigos y la policía que había investigado el caso. Testigos o policías que no siempre tendrían que ser humanos.
Ya sé, faltaría más, que me estoy escapando de la lógica… ¿de veras? Estamos en la prehistoria de la programación “de cosas” por lo que es imposible saber hasta donde llegaremos, como nadie de los cercanos a Johann Gensfleisch zur Laden (Gutenberg) el “Padre de la Imprenta” pudo pensar en el libro digital o en WhatsApp en el momento en que estaba pensando en poner en funcionamiento un sistema para multiplicar lo escrito a mano.
Sabemos que ya se puede programar la circulación de vehículos por una ciudad sin la necesidad de conductores o que se pueden consultar decisiones a las máquinas para incluso salvar vidas. Todos estos cambios simplemente programando máquinas nos traerán cambios fundamentales en temas tan básicos como el reparto del trabajo, los horarios de las personas, las economías globales.