El nacimiento de Podemos fue el punto importante de ilusión tras el 15M, pero tuvieron que pasar casi tres años hasta que en la primavera de 2014 se fue configurando como una opción política organizada que podía plantear otras formas de hacer política en España.
¿Dónde estamos hoy, a finales de 2019?
Toda organización política en el mundo se asienta sobre dos puntos cruciales que sin ellos nada tiene valor duradero. Es posible que con los años encontramos otros puntos de apoyo, para hasta ahora no tenemos otros.
1/ Es necesario un líder y un gran equipo que arrope al que hace de Chofer, y que todos ellos se lleven bien y se mantengan los suficientes tiempos como para asentar la idea, el proyecto.
2/ Ese proyecto político y social debe estar organizado por igual (o muy similar) en todos los territorios de acción, para que NUNCA haya dos palabras, dos vertientes, dos líderes (o seis) o dos proyectos.
Desgraciadamente Podemos no logró hacer nada de esto, y en solo cinco años y con muchas zancadillas desde el resto de jugadores políticos, no ha logrado desde el principio asentar ninguna de las dos premisas.
Nunca tuvo un líder sino varios, y además cambiantes, dimisionarios, despedidos, enemistados, peleados. No voy a relatar aquí la larga lista de personas que fundando Podemos hoy no están, o se encuentran en otros lados, o se encuentran en el mismo pero desde fuera.
Tampoco nunca se cumplió la segunda premisa y Podemos nunca fue un solo Podemos. Con distintos nombres y dirigentes se fue multiplicando por todos los territorios creando Reinos de Taifas que tan bien estudiamos en las escuelas viejas en años viejos.
Hoy, en el 2019 del cansancio, vemos ya inevitable que es necesario un reset claro y contundente de Podemos, sin podernos atrever a decir ni para qué, ni a cambio de qué ni provocado por quien. Pero España necesita a Podemos, o al menos necesita la opción de una izquierda del PSOE que algunos ya llaman extrema izquierda y que realmente es una socialdemocracia de libro. Ni puta idea de lo que es una extrema izquierda.
Por que para finalizar… si quiero poner un detalle de lo que realmente es una extrema izquierda, para que no nos equivoquemos con los apellidos.
Toda organización política en el mundo se asienta sobre dos puntos cruciales que sin ellos nada tiene valor duradero. Es posible que con los años encontramos otros puntos de apoyo, para hasta ahora no tenemos otros.
1/ Es necesario un líder y un gran equipo que arrope al que hace de Chofer, y que todos ellos se lleven bien y se mantengan los suficientes tiempos como para asentar la idea, el proyecto.
2/ Ese proyecto político y social debe estar organizado por igual (o muy similar) en todos los territorios de acción, para que NUNCA haya dos palabras, dos vertientes, dos líderes (o seis) o dos proyectos.
Desgraciadamente Podemos no logró hacer nada de esto, y en solo cinco años y con muchas zancadillas desde el resto de jugadores políticos, no ha logrado desde el principio asentar ninguna de las dos premisas.
Nunca tuvo un líder sino varios, y además cambiantes, dimisionarios, despedidos, enemistados, peleados. No voy a relatar aquí la larga lista de personas que fundando Podemos hoy no están, o se encuentran en otros lados, o se encuentran en el mismo pero desde fuera.
Tampoco nunca se cumplió la segunda premisa y Podemos nunca fue un solo Podemos. Con distintos nombres y dirigentes se fue multiplicando por todos los territorios creando Reinos de Taifas que tan bien estudiamos en las escuelas viejas en años viejos.
Hoy, en el 2019 del cansancio, vemos ya inevitable que es necesario un reset claro y contundente de Podemos, sin podernos atrever a decir ni para qué, ni a cambio de qué ni provocado por quien. Pero España necesita a Podemos, o al menos necesita la opción de una izquierda del PSOE que algunos ya llaman extrema izquierda y que realmente es una socialdemocracia de libro. Ni puta idea de lo que es una extrema izquierda.
Por que para finalizar… si quiero poner un detalle de lo que realmente es una extrema izquierda, para que no nos equivoquemos con los apellidos.
Hoy, en el siglo XXI, una extrema izquierda la podríamos ver en los libros de historia. Estaríamos hablando de un comunismo intervencionista, donde la libertad privada ha dejado paso a la libertad pública y donde la propiedad privada sería mínima. Eso es extrema izquierda. Querer derogar la Reforma Laboral de Rajoy es sentido común y socialdemocracia rara o atípica. ¿Alguien quiere saber qué haría el socialismo real? Que por cierto tampoco es extrema izquierda.
No hemos querido en España abrazar a opciones de Podemos tachándolas de extrema izquierda y de quitarle el sueño al Presidente. Pero cuidado, no vaya a ser que al final se nos vaya de la mano todo lo que ahora denigramos y defenestramos, pues tanto hay una extrema derecha muy animada a dejar el disfraz de Caperucita en el cajón, como podría venir una extrema izquierda de verdad y hoy desconocida a poco que apretemos los machos.
No hemos querido en España abrazar a opciones de Podemos tachándolas de extrema izquierda y de quitarle el sueño al Presidente. Pero cuidado, no vaya a ser que al final se nos vaya de la mano todo lo que ahora denigramos y defenestramos, pues tanto hay una extrema derecha muy animada a dejar el disfraz de Caperucita en el cajón, como podría venir una extrema izquierda de verdad y hoy desconocida a poco que apretemos los machos.