Hoy hace nueve años que volvimos a nacer. Mi esposa y yo. Varias vueltas de campana y unos cinturones de seguridad hicieron la escena mientras un buen coche verde oliva giraba sobre sí mismo en la autopista mientras yo perdía el conocimiento sin saber bien los motivos, a 120 km por hora. Nunca más he vuelto a conducir.
El milagro se compuso de dos capítulos. El nuestro que salimos con vida, y el no haber tocado a nadie cuando tu coche se te escapa a esa velocidad y empieza a girar a su entero destino. Recuerdo los sonidos de esos segundos, la imagen del salpicadero lanzándose contra nosotros, el choque contra la mediana de la autopista mientras todo giraba varias veces sin encontrar la parada.
Todos vosotros habéis escuchado mil veces que hay que utilizar los cinturones de seguridad. Pues bien, saber que si os escribo, si leéis esto es porque hace diez años ellos nos salvaron la vida.
Todos vosotros habéis escuchado mil veces que hay que utilizar los cinturones de seguridad. Pues bien, saber que si os escribo, si leéis esto es porque hace diez años ellos nos salvaron la vida.
Una costilla rota, un problema de vista por el golpe en la cabeza y algunos miedos sin salvar son las secuelas. Pero para lo que podría haber sido, nada. Salud y a pensar en conducir con calma.