Por una parte es cierto que las izquierdas tenemos tres comportamientos muy distintos, según estemos en el poder, en la oposición o entre dos aguas esperando a entrar o a salir. Lo curioso es que yo creo que nos equivocamos en las posiciones tomadas. Cuando estamos en el gobierno nos comportamos muy conservadores, cuando estamos en la oposición nos queremos comportar como muy irreflexivos ofreciendo las revoluciones que asustan, y cuando estamos a mitad del camino entre una u otra opción no somos capaces de ser inteligentes.
Mi punto de vista es el contrario. Cuando se está gestionando hay que hacer políticas de izquierda. Cuando se está en la oposición no hay que asustar. Cuando se está en la mitad del camino hay que estar todo el día reflexionando y ordenando la información.
Otro detalle imperdonable es esperar al final del recorrido electoral para hacer lo que llamamos Primarias. Un claro error cainita. NOOOOO. A los líderes del camino hay que elegirlos nada más empezar a andar. Y como en el caso de las liebres de las grandes carreras, si es necesario ya los cambiaremos al final, pero igual no. Eso de esperar los cuatro años para elegir al “jefe” supone que todo están pensando en “ser el jefe” en vez de estar pensando en ganar. Y además al final todas las Primarias terminan en asesinatos o suicidios.
Hay un detalle que repito hasta cansarme y cansaros. Hay que REFLEXIONAR mucho más. Pero mucho más. ¿Qué nos pensamos que es reflexionar? Pues generalmente es recoger información, sumarla, pulirla, tirar parte de ella para que sobre la mesa de la cabeza no haya excesiva, volverla a reflexionar e ir construyendo el edificio con los ladrillos que nos ofrece la reflexión, es decir la información pulida.
La derecha está todo el día reflexionando. Pero iojo!, no todos los de la derecha. Nooooo. Ellos montan un tinglado donde ponen a los más reflexivos a reflexionar y a pasar ya mascada y a medio digerir la información que es válida para sus intereses. Confundimos reflexionar con trabajar mucho y con muchos papeles e informaciones. Nooooo otra vez. Reflexionar es ponerse a pensar para tomar decisiones pero en una escala inteligente de digestión social.
Hay que extraer desde abajo hacia arriba todo la información necesaria, ponerla en orden de importancia y de posibilidad temporal, ir trabajándola constantemente, impartirla y repartirla, separar lo que deben ser estrategias de lo que son problemas o realidades, de lo que nos afecta a nuestra ideología y a nuestra clase social de trabajo, y en cada momento volver a impartirla y repartirla.
Siempre eso si, acompañada de la clásica explicación multinivel, para que sea asimilada según a los grupos a los que va dirigida. Además de resolver, hay que explicar, formar, informar, compartir y provocar el participar. Os dejo ahora el texto de Boaventura de Sousa Santos al que hace referencia Cándido Marquesán.
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“Cuando están en el poder, las izquierdas no tienen tiempo para reflexionar sobre las transformaciones que ocurren en la sociedad y, cuando lo hacen, siempre es como reacción a cualquier acontecimiento que perturbe el ejercicio del poder. La respuesta siempre es defensiva. Cuando no están en el poder, se dividen internamente para definir quién será el líder en las próximas elecciones, de modo que las reflexiones y los análisis están relacionados con este objetivo.
Esta indisponibilidad para la reflexión, que siempre ha sido perniciosa, hoy es suicida. Por dos razones. La derecha tiene a su disposición a todos los intelectuales orgánicos del capital financiero, de las asociaciones empresariales, de las instituciones multilaterales, de los think tanks y de los grupos de presión, que le proporcionan a diario datos e interpretaciones que no son siempre faltos de rigor y siempre interpretan la realidad llevando el agua a su molino. Por el contrario, las izquierdas no disponen de instrumentos de reflexión abiertos a los no militantes e, internamente, la reflexión sigue la línea estéril de las facciones”.
Hoy en día, circula por el mundo una ola de informaciones y análisis que podrían tener una importancia decisiva para repensar y refundar las izquierdas tras el doble colapso de la socialdemocracia y el socialismo real. El desequilibrio entre las izquierdas y la derecha en relación con el conocimiento estratégico del mundo es hoy mayor que nunca”.