El carisma es algo que se tiene o no se tiene, no se aprende pues se compone de muchos elementos, y ni se compra ni se vende. Carisma es ser imán, y si eres de los que ordenan y mandan es casi imposible. Así que desde los tiempos de la transición, cuando las derechas escondidas —pues entonces no había tampoco derechas sino falangistas o gentes del Opus, que son cosas bien distintas— intentaban aprender a ser cercanos a la gente, se encontraron que no sabían ni era fácil lograr entrar en las empatías.
La viñeta es perfecta. Un rico queriendo comprar carisma a un trabajador es la realidad del deseo de quien tiene todo, pero no está preparado para entrar en la democracia participativa.
Hoy y con 40 años añadidos, las derechas ya han aprendido a tener carisma. Incluso se han afeitado el bigote, se dejan barba y cuentan chistes. No es lo mismo que el carisma de tu misma clase social, pero se parece mucho y si hay dudas pues para eso se han inventado las fake new que sirve para un roto o para un descosido.