Hace un momento dudaba entre irme con el pensamiento a New York o quedarme en Londres. Se parecen. Incluso en el parque. No son iguales, he dicho que se parecen. En ambas hay gentes raras como yo, personas con debilidades y dudas, con palabras sin decir y con ganas de decirlas. En ambas hay colores rodeados de grises. En ambas hay Museos.
Un Museo no es un almacén, es un parque “con cosas”, una habitación enorme por donde pasear mientras miras. En los Museos pusieron hace tiempo sofás y sillones para sentarse. No para descansar, eso es mentira, sino para simplemente sentarse y disfrutar del paisaje. No ponen máquina de café pues siempre habría tontos que se lo darían a la Maja desnuda, para evitarle el frío del invierno.
Yo viajo todos los días, la inmensa mayoría de ellos sin moverse de casa. Es más cómodo y sobre todo más barato.