Estaba esta tarde haciendo un repaso a las últimas semanas y veía un panorama realmente jodido, duro, quemado, dominado por esos poderes escondidos que muchas veces advertimos de su presencia y casi siempre son mirados de reojo como si realmente no existiera… y fuéramos nosotros los presuntos agoreros los que inventamos para joder, a esos escondidos de mando en plaza. Debe ser eso.
Este lunes todo va a cambiar para no cambiar. Es un ejercicio sencillo e inútil. Clarificador en algunos casos, doloroso en otros por lo que supondrá de conservación de la mentira como elemento persistente que juega a favor de la pobreza provocada y la indignidad social. No vamos a ser mejores el lunes y eso me lleva a la clásica pregunta ¿Entonces para qué?
Me jode un huevo que cada día entienda más a los extremistas que lanzan basura y fuegos por sus bocas sucias. Comprendo sus actitudes… pues en el mejor de los casos están más que quemados…, socarrados.
Con esta crisis que empezó en el 2008 han logrado jodernos a todos los que no estuviéramos por encima de las posibilidades reales. Los demás, los de trabajo seguro o no, los de ahorros o deudas, los pobres o los que peleaban, los jóvenes y los de 50, hemos salido perdiendo en esta guerra no declarada. No nos han matado, así es más chulo y limpio. Pero nos han dejado heridos en como poco la dignidad.
El lunes todo será igual, pues todo será diferente. Decía Baltasar Gracián que había que pensar por anticipado, para vivir unos instantes lo que iba a venir. No está mal como ejercicio para construir, pero si lo que ves en los pensamientos es negativo, te viene la neura y te jode la tarde.