En el humor negro, en el “sin palabras” tenemos siempre un ejercicio maravilloso pues invita, obliga al espectador a tener que hablarse él mismo sobre la historia que estamos viendo. Todo nos lo tenemos que imaginar, nada se nos dice excepto con dibujos, todo es verdad o mentira. Depende.
Este señor de arriba parece un suicida (nos imaginamos) pero con una tremenda paciencia. Un señor con todo el tiempo del mundo. Puede esperar tanto a suicidarse que igual cuando le toque ya no le interese terminar con la misma idea. Depende.
Genial el humorista francés Claude Serre, con su humor ácido y sarcástico.