Eso no sucede en la misma proporción en Europa, donde quien tiene trabajo NO ES pobre.
En España quien tuviera un puesto de trabajo “normal” durante más de 35 años (desde los años 80 del siglo XX) ha sido una persona que NO ERA pobre, aunque no saliera de pertenecer a la Clase Trabajadora. Hoy esto ha bajado de escala y en excesivos casos han entrado a la pobreza y no por sus deudas, sino por sus bajos ingresos, fruto muy posiblemente del cambio de empresa por la crisis o por despidos. El desempleo a ciertas edades logra que no se puede uno reincorporar al mundo laboral en condiciones dignas.
La izquierda política no supo hacerse respetar en el año 2008 y aceptó una salida de la crisis que nos ha llevado al punto actual con claro aumento de las diferencias sociales.
En España quien tuviera un puesto de trabajo “normal” durante más de 35 años (desde los años 80 del siglo XX) ha sido una persona que NO ERA pobre, aunque no saliera de pertenecer a la Clase Trabajadora. Hoy esto ha bajado de escala y en excesivos casos han entrado a la pobreza y no por sus deudas, sino por sus bajos ingresos, fruto muy posiblemente del cambio de empresa por la crisis o por despidos. El desempleo a ciertas edades logra que no se puede uno reincorporar al mundo laboral en condiciones dignas.
La izquierda política no supo hacerse respetar en el año 2008 y aceptó una salida de la crisis que nos ha llevado al punto actual con claro aumento de las diferencias sociales.
¿Había otra manera de salir de la crisis en Europa? Sí, sin duda. Hay varias escuelas (maneras) económicas y muy diversas formas de encarar los problemas que tuvo el mundo en esta década que no parece terminar nunca.
De aquellos lodos tenemos hoy un Reino Unido que se sale de Europa, un Sur y un Este de Europa que se han ido llenado de extremismos, de dudas y de pobrezas, y una construcción de la nueva Europa que en vez de avanzar, se atasca e incluso se llena de dudas.
De aquellos lodos tenemos hoy un Reino Unido que se sale de Europa, un Sur y un Este de Europa que se han ido llenado de extremismos, de dudas y de pobrezas, y una construcción de la nueva Europa que en vez de avanzar, se atasca e incluso se llena de dudas.
Hoy hay menos europeos que creen en Europa, pues no hemos sabido explicar qué es y para qué sirve, y mucho menos hemos sabido abrir las fronteras mentales de Europa.
La propia izquierda ha tenido serias dudas mentales sobre la conveniencia de creer en Europa, sin darse cuenta de que sin la Unión Europea no hay futuro fácil, ni para los países pobres, ni para aquellos que se consideran ricos y que serán respetados en el comercio internacional mientras estén amparados por una globalización europea que otorgue peso y contrapeso.
El futuro de la Unión Europea pasa por varias decisiones complicadísimas, casi imposibles, y que además son urgentes.
La propia izquierda ha tenido serias dudas mentales sobre la conveniencia de creer en Europa, sin darse cuenta de que sin la Unión Europea no hay futuro fácil, ni para los países pobres, ni para aquellos que se consideran ricos y que serán respetados en el comercio internacional mientras estén amparados por una globalización europea que otorgue peso y contrapeso.
El futuro de la Unión Europea pasa por varias decisiones complicadísimas, casi imposibles, y que además son urgentes.
Todas las soluciones pasan por una posición común en temas claves de la economía mundial, a la creación de una Europa política y social, una Europa cultural y viajera, una Europa más igual, pero NO más amplia.
Y una Europa más segura y más contundente contra las violencias que nos vienen de fuera. Y no me refiero al terrorismo que también, sino a las guerras artificiales y estratégicas para buscar posicionamientos de control espacial y económico.
Europa debería de impedir la manipulación política de “Los Grandes” y ser capaz de tomar sus propias decisiones desde una vuelta a su juventud activa como territorio renacido.