Uno se imagina el caos como un sinónimo de la desidia, del desorden, de la basura. Pero también conocemos el caos mental, el de las ideas, el de los pensamientos que derivan en barullos y en sopas de miedos. Todos tenemos fantasmas y caos, pero muchos de nosotros intentamos esconderlos, disfrazarlos, pintarlos de música.
Hoy para comer tengo merluza en salsa verde que eso a vosotros os importa un pimiento. Pero al ver el final, todo el pescado dentro de su salsa con sus guisantes y su perejil, observo que en medio ha quedado la cola, larga, gruesa, gris. Eso es también el caos. Todo lleno de rodajas iguales y blancas y un elemento gris y alargado. Es como un fantasma que se me ha infiltrado en la merluza vasca. ¿Y qué hago ahora con este error?
Lo normal sería tirarlo, retirarlo de la cazuela sin que se diera cuenta nadie, y deshacerme de él. Estorba. No es posible que esa merluza esté buena a los ojos. Cuanto más la miro más ganas me dan de pisarla. Pero la he pagado. ¿Por qué me vendieron una merluza con una cola tan gruesa?
Veo la imagen de arriba y me entran temblores. ¿Cómo es posible meter una botella de agua dentro de un saxofón? ¿Qué opina el saxofón? Es como la cola de mi merluza pero desde Zamora. Estamos llenos de caos y no lo sabemos. ¡¡Qué os voy a contar!!
Nota.: Imagen de Mayte Aparicio, desde Zamora