Todos hablamos consigo mismo, o eso quiero creer para no sentirme loco. Así que guardar esas conversaciones que mantenemos en silencio para ponerlas en papel, igual no es idea mía sino de todos. Tal vez el genial Millás no me haya copiado sino que sin querer sea yo quien le hay copiado a él. O a Baltasar Gracián. Igual los blog no se han inventado ahora sino que los griegos hace veinte siglos ya los inventaron pero como no tenían internet no los pudieron publicar.
Hoy esperando al AVE, se decían dos señoras de mi edad —excesiva edad para decirse cosas— que los hombres de antes eran fuertes fuertes. Y una le reconocía a la otra que el suyo en cambio era intermedio, casi como los jóvenes de ahora.
Yo me he mirado hacia atrás y me he reconocido como un hombre del futuro. Flojo de cojones.