Cuando hablamos de controlar el crecimiento de la violencia entre personas, la violencia de género o el aumento de la violencia en la calle, incluso la violencia verbal o de convivencia básica, se nos olvida señalar con el dedo las malas prácticas actuales de muchos de nosotros. Las dos jornadas de Debate Electoral han sido un claro ejemplo negativo de ellos.
No es consentible que los máximos representantes políticos de España de como ejemplo unas intervenciones verbalmente violentas, llenas de insultos y graves descalificaciones, ante casi 15 millones de ciudadanos, y a su vez se hable de controlar la violencia de la sociedad.
Los ejemplos contra la violencia se debe dar desde arriba hacia abajo, el primer triunfo contra todo tipo de violencias es que precisamente los que dicen representarnos hagan un cambio profundo en sus formas y una declaración de que quieren evitar su propia violencia verbal contra el contrincante.
Nadie tiene violencia contra alguien a quien no considere ligeramente contrincante (aunque sea como es lógico, un error total y a veces dramático). Pero esa forma leve de violencia en su primer estado es la primera que hay que reeducar y evitar. Empezando por los que deben dar ejemplo. Para resolver la violencia que se multiplica, todos debemos controlar la violencia verbal como primer paso.