8.3.19

Yo sigo el juicio contra Cataluña. Sí, estoy tonto

Sigo el juicio contra Cataluña y no lo entiendo nada bien, me parece una obra de teatro maldito, triste, inútil, negativo, doloroso. Es el juicio a un cúmulo de imbecilidades por dos partes incapaces de encontrar una solución lógica a un problema que va creciendo como hierbas malas del campo. ¿Hasta dónde llegarán las molestias de los cardos borriqueros?

Sí, es el juicio contra Cataluña y quien no lo vea así es que ni habla con catalanes de cualquier nacionalidad ni visita Cataluña. Nada está desuniendo más a los catalanes que estos juicio de valor o de fiscales, de medios o de reuniones entre familiares. Estamos acabando con el sentido común, y para nada además. ¿A dónde queremos ir con estos mimbres?

Ayer hablaba con dos catalanas ya mayores, dolidas, una españolista y la otra silenciosa que se asombraban de que mi esposa y yo dijéramos que nos gustaba ir a Cataluña y que además íbamos. Les faltó preguntarnos si nos atrevíamos. 

Sí. Osamos ir a Cataluña donde nos encontramos muy bien y disfrutamos de casi todo y si hay algo que nos jode por encima de todo son los precios de algunos bares, desorbitados.

Cataluña va a seguir siendo española, pero en caso de que no lo sea, será como mucho como Francia, Suiza u Holanda. Como Italia o como Andorra. Un lugar al que ir a tomar unos quesos, un cava o unos quesos. Un sitio donde se entra y se sale con naturalidad y donde te tratan con la misma naturalidad con la que les tratas tú a ellos.

Yo quiero a Cataluña dentro de España, pero sobre todo quiero no ver a políticos o a líderes sociales juzgados por sus decisiones que se basan en lo que habían presentado en sus programas electorales con los que lograron el poder. Programas e ideas que nunca fueron censurados por ningún tribunal. Al final, dentro de unos años, algún tribunal de europa nos pondrá colorados, y tal vez para entonces sea ya demasiado tarde para remediar lo peor.