España necesita políticos jóvenes aunque tengan 65 años y no viejos aunque no hayan llegado a los 40. La edad mental no es cuestión de sumar sino de “ser”, no es cuestión de años sino de crecer. Y hoy en España estamos demostrando que somos unos viejos prematuros que no sabemos ni dónde estamos ni hacia dónde deberíamos ir.
En pocas semanas podemos entrar en un ejercicio en la España del futuro de NO PODER gobernar. Es cada vez más posible si nos atenemos a los sondeos. No existe debate de ideas, no hay planteamientos para la España del futuro, no existe respeto básico ni confianza creíble. Hay en cambio mucha desafección.
Si miramos a Europa el problema se reproduce. El caso del Brexit es de premio a la estulticia. Nadie sabe cómo avanzar, cómo salir o quedarse. Los crecimientos de las políticas nacionalistas de hace un siglo que nos llevaron a la muerte es otro ejemplo. Los que superamos los 60 estamos viendo atontados a los nuevos jóvenes viejos que no saben tener protagonismo resolutorio, excepto para tener PROTAGONISMO PERSONAL.
¿Estamos tontos? ¿Quien nos ha contado que la política es tener razón en lo personal y odiar a los demás, olvidándonos del diálogo y la reflexión? ¿Pero y esos años de escuela y universidad para qué os han servido?