Sin ninguna duda la defensa de la democracia está en juego, pues es más importante el sistema democrático que la defensa de una u otro ideología.
Dentro de un sistema donde los ciudadanos eligen y cambian cada cierto tiempo tasado a sus gestores, es siempre mucho mejor que cualquier forma política donde estemos a los albures de los que gobiernan, sean de la ideología que sean, y ejemplos tramposos tenemos a decenas, desde la derecha y desde la izquierda.
Defender la democracia es prohibir con nuestro control desde muy cerca el que no sea utilizada nunca para gestionar tiempos y situaciones fuera de esa democracia. Que nunca pueda ser cambiada por ningún procedimiento,amparándose en cualquier situación de excepcionalidad. A veces claramente provocadas.
La izquierda tiene el reto de recuperar los años perdidos en no entender lo que nos estaba sucediendo con la crisis económica, provocada, luego gestiona y siempre manipulada para disimular o para apoyar a los que la habían provocada.
Desde la izquierda no hemos sabido explicar la crisis, entender a quien le estaba afectando y por quien se estaba trabajando para resolver sus consecuencias, y ese error básico de no querer o saber o poder explicar de forma clara e incluso pedagógica lo que representaría la crisis económica en la dignidad laboral, ha supuesto una desafección amplísima, y un cambio de millones de personas hacia opciones distintas de las que tenían hace una o dos décadas.
¿Seremos capaces de revertir esta posición de avestruces asustados y empezar a trabajar mientras explicamos lo que se tiene que ir haciendo?
Defender la democracia es prohibir con nuestro control desde muy cerca el que no sea utilizada nunca para gestionar tiempos y situaciones fuera de esa democracia. Que nunca pueda ser cambiada por ningún procedimiento,amparándose en cualquier situación de excepcionalidad. A veces claramente provocadas.
La izquierda tiene el reto de recuperar los años perdidos en no entender lo que nos estaba sucediendo con la crisis económica, provocada, luego gestiona y siempre manipulada para disimular o para apoyar a los que la habían provocada.
Desde la izquierda no hemos sabido explicar la crisis, entender a quien le estaba afectando y por quien se estaba trabajando para resolver sus consecuencias, y ese error básico de no querer o saber o poder explicar de forma clara e incluso pedagógica lo que representaría la crisis económica en la dignidad laboral, ha supuesto una desafección amplísima, y un cambio de millones de personas hacia opciones distintas de las que tenían hace una o dos décadas.
¿Seremos capaces de revertir esta posición de avestruces asustados y empezar a trabajar mientras explicamos lo que se tiene que ir haciendo?