Martorell es tierra de inmigrantes, pueblo de gentes duras y trabajadoras, calles de mezcla, catalanes desorientados pues no creen en la Cataluña que están viendo en los últimos años. Hay de todo. Tierra donde me tratan muy bien, como en todas ellas, sabiendo que soy aragonés y donde nunca he tenido problemas con el idioma.
Cataluña va hacia el abismo y con ella España. No lo estamos entendiendo bien. Si seguimos tirando de la cuerda, se romperá y no habrá arreglo pacífico.
Hay decisiones pequeñas que joden todo. Así de claro y peligroso. Son pequeñas desde fuera pero se convierten en enormes, en muros tremendos que ya nadie sabe desmontar. Cuidado con los errores que son muy fáciles de cometer y muy complejos de desmontar.
España no puede funcionar igual sin Cataluña. Y eso no lo queremos saber. Y Cataluña no será igual si sigue insistiendo en separarse de España. Y ambas opciones, contrarias entre sí, no las queremos confrontar. Es imposible mantener el camino emprendido por las partes.
Claro que es ilegal intentar salirse de España por las bravas. Sin duda. Y sin duda también España no puede permitirse el perder en esta afrenta. Sin duda también. Pero tampoco es posible tener a media Cataluña enfrentada a España, eso impide que España sirva, se utilice el método que se utilice para intentar remediar la enfermedad. Sólo cabe el diálogo y el entendimiento político.
Ni las leyes, ni la policía, ni el ejército, ni la Constitución sirven para remediar la enfermedad. Se pueden emplear para amagar, pero nunca para resolver por imposición. Hay pues que buscar otros mecanismos. Si imponemos las leyes, la policía o la Constitución, será un arreglo momentáneo, un tratamiento en el tiempo, pero no servirá para curar el problema, si acaso los síntomas durante un tiempo. ¿Y luego volvemos a esperar que surja con más fuerza?
Lo estamos viendo ahora con los Presupuestos del 2019 que necesita aprobar Pedro Sánchez. Los votos de Cataluña en el Congreso son muy necesarios para nivelar opciones factibles. En España no se puede gobernar de espalda a los nacionalistas y sus geografías o economías, es obligatorio entenderse con ellos. O volveremos a los métodos violentos de antaño. No hay término medio. De momento estamos en una fase controlable, pero si tropezamos en los próximos meses, podemos entrar en un proceso muy complejo. Cuidado, por favor.
España no puede funcionar igual sin Cataluña. Y eso no lo queremos saber. Y Cataluña no será igual si sigue insistiendo en separarse de España. Y ambas opciones, contrarias entre sí, no las queremos confrontar. Es imposible mantener el camino emprendido por las partes.
Claro que es ilegal intentar salirse de España por las bravas. Sin duda. Y sin duda también España no puede permitirse el perder en esta afrenta. Sin duda también. Pero tampoco es posible tener a media Cataluña enfrentada a España, eso impide que España sirva, se utilice el método que se utilice para intentar remediar la enfermedad. Sólo cabe el diálogo y el entendimiento político.
Ni las leyes, ni la policía, ni el ejército, ni la Constitución sirven para remediar la enfermedad. Se pueden emplear para amagar, pero nunca para resolver por imposición. Hay pues que buscar otros mecanismos. Si imponemos las leyes, la policía o la Constitución, será un arreglo momentáneo, un tratamiento en el tiempo, pero no servirá para curar el problema, si acaso los síntomas durante un tiempo. ¿Y luego volvemos a esperar que surja con más fuerza?
Lo estamos viendo ahora con los Presupuestos del 2019 que necesita aprobar Pedro Sánchez. Los votos de Cataluña en el Congreso son muy necesarios para nivelar opciones factibles. En España no se puede gobernar de espalda a los nacionalistas y sus geografías o economías, es obligatorio entenderse con ellos. O volveremos a los métodos violentos de antaño. No hay término medio. De momento estamos en una fase controlable, pero si tropezamos en los próximos meses, podemos entrar en un proceso muy complejo. Cuidado, por favor.