En algún momento valoraremos bien todos los elementos que desde la cultura hicieron una España distintas en los finales años del Franquismo, movidos muchas veces por creadores que conocían Europa y la libertad y sabían adaptar mensajes sociales para que desde España no se censuraran.
Que ahora se le otorgue a Chicho Ibáñez Serrador un Goya de Honor parece de justicia por el aire fresco que supo traer al cine o a la televisión desde el mundo creativo español. Eran otras formas de ver la sociedad, siempre con segundas lecturas, y jugándose su profesionalidad pues si te señalaban como peligroso era tanto como matar tu posibilidad de crear. Había que nadar entre varias aguas, no siempre entre dos solamente.