En la vida muchas veces parece que estamos esperándonos los unos a los otros, mientras desesperamos en la espera. Por eso, cuando creemos que al final llegan, no miramos muy bien qué ha llegado sino que nos alegramos y brillamos de nuevo. Necesitamos a muchas personas a nuestro alrededor, y como ahora esto es complicado las cogemos del aire.
Nos decimos: —Podría haber sido mejor, pero al menos ha llegado y nos podemos dedicar a otra cosa. Es decir, nos conformamos.
En estos tiempos tan raros en los que saben entretenernos con el cadáver de un niño durante dos semanas, la capacidad de manipulación es tremenda. Y nos volvemos a conformar con cualquier cosa. Siempre tenemos las Redes Sociales para desahogarnos.
Redes Sociales. El nombre es tremendamente bonito. Redes Sociales. Como si fueran tejidos de ayuda, de poder compartir cosas útiles, como si fueran reales y útiles. Que tal vez nacieron para eso.
No conocemos a (casi) nadie de nuestras Redes Sociales, incluso ni sabemos bien qué quieren vendernos. En los Foros viejos nos ayudabamos más pues nos respondíamos siempre. Ahora escribimos y leemos un poco. Pero en realidad sirven para crear vinagre. Nunca (casi) en un Foro serio de los viejos se insultaba a nadie. Había moderadores que sabían calibrar los tonos. No era una censura típica, sino un mecanismo de tono, de supervivencia.
Lo curioso es que vosotros estáis aquí por pillarme tras una Red Social, y yo me dedico a insultaros. Es acojonante. Ya me voy.