¿Eso es innovación? Pues sí, y con ella se abren numerosas posibilidades nuevas que ya se están explorando en otros países.
Son apuestas arriesgadas que se irán explorando poco a poco. Imaginemos de qué forma “vemos” como espectadores reales una obra de teatro, un partido de fútbol, una procesión o cabalgata. Lo vemos desde una sola posición. En un campo deportivo tenemos una butaca y no varias como vemos en televisión el mismo partido. Hasta ahora el realizador elegía la cámara que él entendía mejor para nuestros gustos.
Ahora ya existe la posibilidad de elegir diversos audios del mismo programa, en diversos idiomas o desde diversas fuentes. E incluso es posible en algunos eventos deportivos como motos y Fórmula1 elegir una u otra cámara.
Vamos un poco más allá y pensemos en nuestras televisores de tamaño muy grande y con una resolución muy alta. Tanta que podríamos ampliar hasta un 40% de imagen sin perder casi calidad. Eso nos permitiría con la imagen ampliada a nuestro gusto en nuestra propia pantalla, movernos a derecha e izquierda siguiendo una acción elegida por nosotros y no por el realizador.
Y además habríamos podido elegir antes si queremos ver el partido desde una cámara (asiento) en grada baja, alta, detrás de la portería o en una esquina. Somos nosotros los que elegimos en tiempo real desde donde vemos el evento. Y qué escuchamos. Si simplemente el sonido ambiente, o unos comentarios de radio o específicos de la transmisión.
Esto mismo puede suceder en una procesión, en un desfile, en un concierto, en una obra de teatro. Como si estuviéramos en la calle viendo la Cabalgata de Reyes, elegimos desde qué esquina queremos ponernos para ver una sola vez el paso de las comparsas. Si es una carrera veremos una sola vez a los corredores pasar, pero habremos elegido nosotros el sitio donde nos ponemos a verlo, como hacen los espectadores reales que están allí mismo.
¿Funcionará este sistema? Pues ya iremos viendo hacia dónde se mueve. Las técnicas ya están y ahora falta que los espectadores admitamos estos nuevos sistemas con una participación más personal.
Son apuestas arriesgadas que se irán explorando poco a poco. Imaginemos de qué forma “vemos” como espectadores reales una obra de teatro, un partido de fútbol, una procesión o cabalgata. Lo vemos desde una sola posición. En un campo deportivo tenemos una butaca y no varias como vemos en televisión el mismo partido. Hasta ahora el realizador elegía la cámara que él entendía mejor para nuestros gustos.
Ahora ya existe la posibilidad de elegir diversos audios del mismo programa, en diversos idiomas o desde diversas fuentes. E incluso es posible en algunos eventos deportivos como motos y Fórmula1 elegir una u otra cámara.
Vamos un poco más allá y pensemos en nuestras televisores de tamaño muy grande y con una resolución muy alta. Tanta que podríamos ampliar hasta un 40% de imagen sin perder casi calidad. Eso nos permitiría con la imagen ampliada a nuestro gusto en nuestra propia pantalla, movernos a derecha e izquierda siguiendo una acción elegida por nosotros y no por el realizador.
Y además habríamos podido elegir antes si queremos ver el partido desde una cámara (asiento) en grada baja, alta, detrás de la portería o en una esquina. Somos nosotros los que elegimos en tiempo real desde donde vemos el evento. Y qué escuchamos. Si simplemente el sonido ambiente, o unos comentarios de radio o específicos de la transmisión.
Esto mismo puede suceder en una procesión, en un desfile, en un concierto, en una obra de teatro. Como si estuviéramos en la calle viendo la Cabalgata de Reyes, elegimos desde qué esquina queremos ponernos para ver una sola vez el paso de las comparsas. Si es una carrera veremos una sola vez a los corredores pasar, pero habremos elegido nosotros el sitio donde nos ponemos a verlo, como hacen los espectadores reales que están allí mismo.
¿Funcionará este sistema? Pues ya iremos viendo hacia dónde se mueve. Las técnicas ya están y ahora falta que los espectadores admitamos estos nuevos sistemas con una participación más personal.