Lo real de los Santos Inocentes es que ya no quedan ni Santos ni Inocentes. Pero seguimos jugando a engañarnos. En estos tiempos de mentiras bien organizadas para joder, lo de menos es contar con un día de Santos Inocentes, pues nos engañan todos los demás. Hoy no nos cuelan (casi) nada, pero el resto del año, bajamos la guardia y nos la meten sin darnos cuenta.
Creo que poner el muñequito en la espalda es bullying aunque sea entre adultos, que por cierto son los que más bullying sufren y nos lo callamos. ¿O no es eso lo que se sufre en muchos talleres y empresas donde la calidad del trato humano brilla por su ausencia? La indignidad laboral es tratar de inocentes a los que tienen que soportar las injusticias de trato y de sueldo, porque no hay otra cosa en el mercado laboral español.