Son maravillosas personas en muchos casos grandes trabajadores (aunque haya casos que no, todo hay que decirlo también), pero en la inmensa mayoría de los casos son personas que no han conocido otros oficios, otras empresas, otras necesidades y temores, otro tipo de presiones y objetivos. Y cualquier país necesita una pluralidad en sus gestores, para poder encontrar soluciones que se salgan de una sola línea de actuación.
¿Quién va a querer ser político, viniendo de la empresa privada, si esta persona tiene una calidad profesional reconocida, estando el prestigio de los políticos por los suelos?
En una empresa privada, más si es tuya, además de una fiscalización de tus actos muy pequeña, una formación a cargo de la empresa muy actualizada, un reconocimiento que va en aumento, nunca nadie critica tu vida privada, puedes organizarte con arreglo a las necesidades de tus obligaciones laborales. Insisto, estoy hablando de puestos de responsabilidad o de empresas en las que participes en la sociedad o como directivo.
España no debería permitirse el lujo de que en su gestión ya no quieran entrar “todos los mejores” o al menos “los mejores de todas las partes de la sociedad”, por muy diversas causas que se explican muy bien en el artículo comentado. ¿Tener un cargo político en tu ciudad, para qué?
Cobraría menos que ahora, me preguntarían en el autobús por cualquier cosa y de forma autoritaria sin poder explicarme, mi familia sufriría acoso (como poco) de los conocidos y vecinos, se me aoscultaría todo mi pasado, dejaría de tener vida privada y libertad, y todos los errores se pagan mucho peor que en la empresa privada. Y para colmo no podría desarrollar mis ideas sociales, pues entraría en un mundo oscuro donde todo son zancadillas. Y lo digo sabiendo lo que digo, pues estoy dentro.
Por cierto…: ¡¡Feliz Año Nuevo 2019!!