Los espectáculos en el Congreso de los Diputados siempre son un error, incluso diría más bien que son peligrosos. Pero parecemos no aprender nunca de que a algunas personas les interesa el peligro mientras que otras personas tienen la obligación de la mesura y el control, de la templanza y la responsabilidad de la calma. Esta semana han sido varios los líderes políticos que se han reído del Congreso de los Diputados con actuaciones fuera de lugar. Y digo actuaciones, porque en realidad estaban claramente actuando.
El teatro hay que sentirlo y siempre se hace con un fin. No hay actor de teatro que no sepa que sus actuaciones sirven para algo. Actuar es creerse el papel que representas, ponerle pasión y esperar el aplauso.Pero no todas las salas donde haya espectadores pueden o deben ser convertidas en grandes salas de teatro. Y es aquí donde juega la responsabilidad.
Esta semana no se salva nadie. Si acaso y no del todo, la Presidenta del Congresos. ¿Y hasta dónde? Por que estoi amenaza con convertirse en peligroso. Y los españoles que creemos en el futuro no deberíamos consentir que algunos a los que pagamos para que nos representen sean capaces de poner en peligro al Sistema. Mucho cuidado, pues las palabras las carga el diablo de armas peligrosas. Y a la historia me remito.