Hay que creer en las Patrias, salir a defenderlas hasta dejarnos las paticas de andas, hay que defender las ideas de los otros y las de todos, incluso la que creemos que son las nuestras, pues la Patria nos lo agradecerá y nos pondrá medallas en el pecho de los que mandan. Defender las Patrias es duro, sangrante, pero siempre merece la pena, y nuestra entrega se ve reflejada en la cara de los que nos mandan a luchar contra los enemigos, que son otros inválidos como nosotros. Es la vida. Incluso la muerte.