Esta viñeta, publicada por Andalán en diciembre de 1975, refleja claramente los tímidos movimientos que se podían realizar al final del franquismo, para intentar reunirse y hablar de todos los problemas que preocupaban a la cada vez más concienciada sociedad española, que levemente empezaba a exigirse más implicación en la vida social de España.
Y los intentos surgen desde algunas iglesias, formando lo que se llamaban Asociaciones de Cabezas de Familia, que peleaban por los barrios, pero que en su seno se hablaba de política en mayúsculas, de huelgas laborales para la dignidad de los trabajadores, de libertad y de dictadura.
La viñeta de un muy joven Carlos Azagra, miembro del Colectivo Zeta de Zaragoza, donde se habla de todo eso, sin hablar de casi nada.