Esto supone un gran reto para el periodismo, pues ya no todas las personas que escriben son periodistas sino también intelectuales, políticos o líderes vecinales o culturales, sino además, las posibilidades que tiene la sociedad de informarnos desde muy diversos colores e incluso sufrir las malas informaciones, con manipulaciones falsas incluidas.
Hay quienes como lectores optan por ser fieles a un tipo de diarios, posicionados según su propia idea, y los hay que preferimos ir picando y contrastar. Somos los peligrosos ambiguos, que estando claramente posicionados, además leemos diarios siempre que podemos, lo más plurales posibles, sin pasarnos.
¿Hasta dónde? Pues no lo sabemos, son tiempos como muchas veces repito, muy líquidos, y lo que parece fijo hoy puede desaparecer mañana. Depende de todos nosotros que aunque no nos lo creamos, tenemos mucho poder leyendo unos o escribiendo en otros casos. Pero siempre dependiendo de la verdad, como en cualquier empresa que se desea montar para que funcione bien. Las leyes de los mercados las mueven las personas, como todas las empresas del mundo. Sean empresas de derechas o de izquierdas, aunque en este último caso no lo tengan tan claro.