Yo nunca he llevado agenda física, en papel, de las que nos parecen antiguas pero que en realidad no cumplen el mismo papel que las digitales. Y para este 2019 me estoy planteando cambiar de sistema, adoptar la viejuna forma de llevar entre las manos un agenda de las de siempre. ¿Por qué?
Una agenda de papel es “una amiga” en donde vamos colocando no solo lo que tenemos que hacer, los comentarios de lo que ya hemos hecho, sino también cualquier clase de locuras que se nos pasen por la cabeza. Una frase cogida del aire, un pensamiento loco, una idea imposible, un proyecto que debe reposar antes de ser analizado con calma. Creo que una agenda en papel motiva mucho más que una digital, que la mayoría de las veces es un lugar de citas, de recordatorios, un espacio frío y sin alma.
La escritura manual se ha perdido, pero no se han perdido las ideas y las voces interiores. ¿Y a dónde van estas? ¿Quién y de qué forma las recogen?
La agenda en papel además de para escribir sirve para leer. Y ese es el gran éxito de su uso. En una agenda de papel, de una simple mirada eres capaz de encontrar todo. Tienes en tus manos la opción de “buscar” con más facilidad. Y la de encontrar aleatoriamente cualquier sorpresa escrita de la que ya no te acordabas.
La agenda de papel permite guardar notas aparte, fotos o papelitos, entre medio de todas sus páginas. En una digital no es posible meter entre pecho y espalda ningún papel recordatorio que sea físico. No tienen que ser simplemente un planificar del día a día, tiene que ser mucho más, desde un diario temático hasta un controlador de gastos de aquellas actividades que desees separar del conjunto de tu economía personal.
Una agenda digital es una herramienta limpia, ordenada, fría, aburrida. En cambio una agenda de papel permite ser un juego de la vida: gritar, dibujar, poner miedos y tacharlos…, pero no puedes borrarlos. Siempre quedan las huellas. Y eso a veces es muy importante.
Eso sí, debes emplear en la agenda de papel los mismos sistemas que en la digital para enfatizar o remarcar lo importante. Otro tamaño, color o forma de escribir. Debes poder encontrar lo importante con una simple mirada, entre posiblemente muchos pensamientos que pueden esperar.
Las agendas además de para recordarnos, tienen que ser para registrar tareas, para recibir comentarios posteriores a las reuniones, para tener diversos niveles de importancia, de recordatorio, de ideas.Una agenda debe además ser una herramienta motivadora de proyectos, un contenedor de ideas a las que les vamos sumando más ideas según las reflexionamos.
Y recuerda, no te compres la primera agenda que veas, pues hay que tener SOLA UNA y no varias. Una vez empezada hay que seguirla, y si no has mirado lo suficiente sobre las que hay en el mercado, te puedes arrepentir y olvidarla en un cajón. Cada persona necesitamos un tipo de agenda diferente. La nuestra siempre tiene que ser la mejor. La mejor para nosotros.