La verdad es que nos quieren acostumbrar a no escuchar noticias malas que nos puedan afectar, y en cambio sí conocer muchas noticias malas que les acontecen a otros. De esta manera lo que hagamos o nos suceda a “nosotros” siempre nos parecerá bueno en comparación con lo que les sucede “a los otros”.
El sistema es muy simple. Logremos que la sociedad se deje arrastrar por mentiras bonitas y además intentemos que nunca sospechen que son mentiras. O que si lo sospechen al menos asuman que es mejor seguir engañado y feliz que saber la verdad y estar sufriendo.
El sistema es muy simple. Logremos que la sociedad se deje arrastrar por mentiras bonitas y además intentemos que nunca sospechen que son mentiras. O que si lo sospechen al menos asuman que es mejor seguir engañado y feliz que saber la verdad y estar sufriendo.
Si logramos que nadie quiera saber las verdades negativas, lograremos que no se quejen. Y a lo sumo tal vez haya que buscar fórmulas para explicar las dudas si estas surgen. Pero eso sí, las dudas las debemos explicar los mismos que edificamos las mentiras bonitas.
Un consejo. No me hagáis ni puto caso. Soy un agorero. Un pesimista asqueroso. Otro manipulador más.
Un consejo. No me hagáis ni puto caso. Soy un agorero. Un pesimista asqueroso. Otro manipulador más.