El mismo día que nos dicen que el aceite de oliva virgen extra es de mentirijillas nos cuentan que sube el PSOE y baja el PP, mientras que parece renacer el aznarismo pero metemos a la cárcel a Rodrigo Rato, que era el ídolo económico de aquellos años. ¡Vaya lío mental! Y mientras tanto el grave asunto catalán avanza..., y hoy ya los tribunales marcan fecha. Seguimos pensando que el problema catalán debemos dárselo a la Justicia y que ella decida. Decidir no es Resolver. Se advierte.
No sabemos a quien creer de los que publican cosicas por los papeles que ya siempre leeremos en la pantalla. ¿El aceite es de verdad o es de verdad el aznarismo de la mala lecha? ¿Meter a Rato a la cárcel es hacer dieta de los años raros. Quitar sobre peso. Adelgazar para que la democracia esté un poco más ágil? ¿Y si la Justicia en vez de resolver Cataluña la jode más, aunque sea con toda la Ley, a quién recurriremos?
El Tribunal Supremo da la sensación, creo, dicen, igual no, que ya no parece tan supremo a raíz de las hipotecas y sus impuestos, pues duda y frena, retrocede y busca la vuelta. Son cosas que suceden cuando creemos que nos pueden gestionar desde la Justicia en vez de desde la Política. A los primeros no les elegimos los ciudadanos y eso quiere decir que como poco son más complicados de mirar sus pasos con Ley. No es posible nunca negociar, tras las sentencias judiciales.
De Rato dicen poco en el Mundo Mundial por vergüenza. No les gusta recordar que estuvo varios años de Presidente del Fondo Monetario Internacional en los años en los que el optimismo económico mundial desembocó en la crisis de 2008. El aznarismo optimista. Pero optimista para los que tenían poder y dinero y pesimista para los que tenían que trabajar y luego pagar las crisis provocadas por los optimistas de laboratorio.
¿Y aun así queremos que vuelvan los aznaristas y quitar una parte de la democracia ágil y política? Nos debe gustar la marcha arriesgada. Y yo observo y sonrío.