Las personas tratadas indignamente en sus posibilidades y autoestima se empiezan a preguntar asuntos sin respuesta positiva, y surge el conflicto cuando no el caos.
El ejemplo más fácil pero no el único lo tenemos en las condiciones laborales de los nuevos empleos relacionados con el reparto a domicilio de paquetes o comidas. En su mayoría son falsos trabajadores autónomos que cobran por cantidad de trabajo unas míseras (casi) limosnas, pero que tienen que admitir las condiciones de trabajo sin normas laborales dignas pues todos tenemos que sobrevivir.
La empresa deja de tener relación directa con el trabajador, se convierte en intermediario y el repartidor en subcontratista que se paga sus seguros sociales, y donde las sentencias judiciales sobre una indignidad laboral permitida son además de contradictorias, absurdas en algunos casos. Pero es cuestión de tiempo el que sentencias del Tribunal Supremo sienten claramente qué es legal y qué es mentira.
El caos que producen los falsos autónomos en el ambiente laboral no se queda encerrado solo en los repartidores a domicilio. En la propia Universidad española hay Profesores Asociados falsamente. En muchos oficios se subcontrata con autónomos que solo trabajan y facturan para una empresa. En el transporte, en los seguros o en venta por teléfono sucede lo mismo. Las Leyes las podemos retorcer, pero también las deberíamos enfrentar contra la lógica de la sociedad.
La indignidad laboral crea indignidad social, debilita la seguridad, el consumo y el futuro en todos los aspectos. ¿En qué pueden creer los jóvenes que han estudiado fuerte para ser ahora manipulados por el Sistema?
El ejemplo más fácil pero no el único lo tenemos en las condiciones laborales de los nuevos empleos relacionados con el reparto a domicilio de paquetes o comidas. En su mayoría son falsos trabajadores autónomos que cobran por cantidad de trabajo unas míseras (casi) limosnas, pero que tienen que admitir las condiciones de trabajo sin normas laborales dignas pues todos tenemos que sobrevivir.
La empresa deja de tener relación directa con el trabajador, se convierte en intermediario y el repartidor en subcontratista que se paga sus seguros sociales, y donde las sentencias judiciales sobre una indignidad laboral permitida son además de contradictorias, absurdas en algunos casos. Pero es cuestión de tiempo el que sentencias del Tribunal Supremo sienten claramente qué es legal y qué es mentira.
El caos que producen los falsos autónomos en el ambiente laboral no se queda encerrado solo en los repartidores a domicilio. En la propia Universidad española hay Profesores Asociados falsamente. En muchos oficios se subcontrata con autónomos que solo trabajan y facturan para una empresa. En el transporte, en los seguros o en venta por teléfono sucede lo mismo. Las Leyes las podemos retorcer, pero también las deberíamos enfrentar contra la lógica de la sociedad.
La indignidad laboral crea indignidad social, debilita la seguridad, el consumo y el futuro en todos los aspectos. ¿En qué pueden creer los jóvenes que han estudiado fuerte para ser ahora manipulados por el Sistema?