Uno de los momentos más importantes de todo ser humano es el del desapego vital, ese momento real en el que hay que despedirse de tu zona de confort, de tus familiares que hasta ese momento te han rodeado, y empiezas una nueva vida. Normalmente en estos tiempos esta situación POSITIVA sucede en el momento en que tenemos que marchar a estudiar a otra ciudad o país, dejando temporalmente toda la vida anterior, presuntamente aparcada por un tiempo.
Nunca es un tiempo, siempre es para siempre.
En realidad ese momento de despedida creyendo que es temporal, se convierte en total. Aunque volvamos al hogar a una vida similar a la que dejamos. Mentalmente hemos aprendido con nuestra nueva experiencia que hay otra vida separada de aquella zona de confort que hemos dejado. Ambas tienen sus partes positivas y sus partes negativas, pero tu obligación es buscar el futuro, y eso solo lo sabes encontrar aprovechando la experiencia del desapego.
Necesitamos ser felices y libres, responsables y sobre todo auto responsables de nuestro camino. Van a cambiar nuestras mochilas, vamos a suprimir muchos elementos que hasta ese momento consideramos imprescindibles, para tener mucho menos, pero nuestros. Necesitamos ser responsables de nosotros mismos. Ser felices con nuestra propia construcción de la felicidad.
Para los que se abrazan contigo en esa despedida tampoco es sencillo. Saben mejor que tú que ese momento es el final de algo, que hasta allí hemos llegado todos juntos y que a partir de aquí si seguimos juntos, unidos, cercanos, será por la decisión libre de cada una de las partes. Un ejemplo más de la madurez, de la responsabilidad compartida. Habrá más soledad que antes, pero de mucha mejor calidad.