Parecía un negocio correcto y un alquiler anual que habría que intentar negociar a costa de las inversiones necesarias par actualizar todo el conjunto, de cara a ponerle acorde al siglo actual. Lógico también, pues por algo lo habían dejado los anteriores inquilinos.
En mi obligada reflexión sobre lo que me pedía mi amigo, había que saber algo más. Pero llegamos al punto crítico. ¿Por qué lo ha dejado el anterior inquilino? No había constancia clara ni posibilidad de saberlo con exactitud. Sin duda todo estaba más viejo de lo que debería para abrir con garantías. Pero eso en sí mismo no debería ser problema si se sabe negociar un tipo de contrato de largo recorrido y con alguna cadencia inicial.
¿Hay otras casas rurales por aquí cerca? Y este es el punto clave que nos despertó las ideas. SI.
Pues había que ir a verla con urgencia. Conocer la competencia es fundamental para valorar tu negocio, tus ideas, tus proyectos. Las empresas de la competencia son los que nos marcan los precios a cobrar por nuestros servicios, los que nos exigen las calidades y los servicios. Ellos ya tienen clientes, y nosotros con nuestras ideas y proyectos tenemos que restarles algunos para poner en marcha nuestro negocio. ¿Eso es fácil, posible, a qué coste?
Y nos encontramos con una Casa Rural a unos 3 kilómetros, mucho más pequeña (bien) sin terrenos deportivos alrededor de su propiedad (bien) sin salas grandes para reuniones de huéspedes (bien) pero dentro de un núcleo urbano de un pequeño pueblo (mal pues el otro era en el campo) con dos bares en el pueblo (mal) y una pequeña tienda (mal) con dos plantas y una docena de habitaciones (según, pche pcha) pero decoradas muy modernas (mal) y a unos precios muy ajustados (mal).
Es decir, que todo lo que mi amigo quería saber de mí, se lo brindaba en bandeja la competencia más cercana. Ya sabíamos inversión necesaria para modernizar, sabíamos precio, puntos imposibles de lograr y puntos fuertes de la inversión de mi amigo. La competencia nos había enseñado casi todo lo necesario para tomar mi amigo su decisión.
¿Estaba dispuesto mi amigo a luchar en buena lid contra esos elementos positivos de la competencia?
¿Qué tipo de cliente le puede sisar mi amigo a su inevitable competencia ya instalada?
¿Cuánto tardará este nuevo negocio en amortizar las inversiones imprescindibles según lo que hemos visto que ya ofrece la competencia para poder defender este proyecto?
¿A qué tipo de cliente se puede dirigir mi amigo para no competir directamente con la competencia?
¿Qué valor añadido tiene la Casa Rural de mi amigo en comparación con la de su competidor?
¿Qué servicios debe añadir a su casa rural para minimizar los servicios que obtienen los clientes de la competencia por estar dentro del pueblo?
Todas estas preguntas sirven para cualquier tipo de negocio. Es la competencia, lo que ya existe, los servicios que ya se ofrecen, los que nos marcan los caminos de cualquier negocio nuevo. Por eso conocer las empresas de la competencia es imprescindible.