A veces me apropio de palabras o frases de buenos escritores, como me ha sucedido hoy con el profesor zaragozano Cándido Marquesán en un artículo de NuevaTribuna.es con el título de “La gran oposición a la exhumación de Franco es una prueba indudable de una democracia enferma“. Quiero recopilar sus ideas compartidas con el catedrático de la Universidad de Zaragoza Manuel Ramírez, sobre lo que deberíamos haber hecho y no hicimos en estas décadas de Transición.
Sembrar, sensibilizar e inculcar los valores democráticos en la ciudadanía, desde la educación, la familia, los partidos políticos, los sindicatos, los medios de comunicación, iglesias, etc.
Admitir que la verdad política absoluta no existe
Fomentar mucho más la capacidad crítica de los ciudadanos
Poner en valor la existencia de una sociedad pluralista
Mejor comprensión de la democracia, como valor e incluso como utopía
Aumentar la personalidad democrática caracterizada por la comprensión y el diálogo
Fomentar las virtudes públicas en detrimento de las privadas
Asimilar el valor positivo del conflicto y la discordancia
Estimular la participación y su utilidad, en todas las zonas de la sociedad
Conciencia de la responsabilidad y ejercicio del control
Sin duda abrazo todas estas ideas, pero voy más allá, y al participar activamente de la vida política me pregunto con responsabilidad triste: ¿Qué hemos hecho desde los partidos políticos para mantener, crecer, crear estas necesidades?