Algunos tontos de la historia nos piden a todos que no revolvamos el pasado, que olvidemos, que dejemos a Franco en paz, que miremos al futuro. Y precisamente eso queremos hacer, todo eso. No se nos olvidan imágenes como la de arriba, y por eso hay que intentar escribir lo que no se pudo hacer en el inicio de la Transición.
No queremos revolver el pasado, simplemente darlo a conocer y ponerlo en el lugar que se merece en los libros de historia. Que se sepa todo lo más posible, no solamente aquello que les ha interesado a una de las partes.
Estamos deseosos de olvidar, pero no podemos hacerlo con facilidad pues lo que se debería haber hecho en los años 80, cuarenta años después seguimos sin haberlo hecho. Olvidar supone superar, y para eso hay que “hacer lo que no se hizo” y no dejar de lado para que se pudra nuestra obligación como sociedad democrática. Lo que no se quiso o pudo hacer en la década de los 80 hay que hacerlo ahora, para efectivamente, poder olvidar.
A Franco lo queremos dejar en paz, y para ello personalmente creo que nada mejor como dejarlo en una fosa común con tantos españoles que murieron presa del odio y la barbarie. Todos juntos en igualdad de recuerdos y derechos. Nadie es más ni menos. Unos murieron a manos del otro, pero como era cristiano y si existe Dios…, ya le habrá castigado.
Y todo ello para mirar al futuro, para dejar aparcado el pasado en los libros de verdad, en las aulas de las escuelas libres, en los recuerdos históricos que debemos conocer, para no volverlos a repetir. Es así de sencillo. Y los que no fuimos capaces de hacerlo en los años 80, tenemos la obligación moral de intentarlo ahora, para que no tengan que hacerlo nuestros nietos. Se lo debemos.