Hay que tener mucho cuidado con reblar, pues enseguida nos van a pedir más. Me refiero a los que controlan el mundo mundial, incluida la producción por la que nos pagan unos diezmos para comprar en sus tiendas lo que ellos nos venden.
Es todo una cadena y nosotros no somos ningún eslabón, si acaso lo aparentamos para sentirnos contentos.