Cuando hablamos de BIEN COMÚN no podemos ni saber del todo ni explicar bien de qué estamos hablando. Nadie tiene un concepto claro y único de lo que es COMÚN, y tal vez menos todavía de lo que es BIEN o bueno, positivo, correcto. Así que la primera dificultad a la hora de diseñar hacia donde nos podemos mover en los trabajos sociales que buscan el Bien Común, es precisamente definir qué es, hacia donde nos tenemos que mover, hasta dónde debemos llegar.
Lo COMÚN es todo, eso quiere decir que si buscamos el Bien Común para las personas, estamos hablando de trabajar para TODAS las personas, pues todos somos iguales. Sobre esto no hay duda y es lo mejor. Si no admitimos que todos somos iguales, nos enfrentamos a la división y entonces ya no todos somos iguales, con el peligro de admitir y adivinar quién es más desigual que el otro, por qué esa diferencia, empleando qué herramientas, qué conocimientos o qué fuerzas. Es mucho mejor para TODOS admitir que todos somos iguales, pues si no es así, igual nos quedamos nosotros mismos en el bloque de los débiles.
La primera desigualdad del ser humano se mide por sus fuerzas para doblegar al contrario.
COMÚN somos todos, luego hay que empezar por entender esto muy bien. Todos quiere decir un niño y un anciano, una mujer negra y un joven blanco, un albañil de África o un médico de la India. Pero aunque cada uno necesita algo distinto al otro, si pensamos en el concepto BIEN COMÚN debemos legislar y trabajar por aquello que sea común a todos. Que son muchas cosas, más que las que nos separan.
La gran segunda duda es definir correctamente qué es BIEN. Aquí lo abstracto se suma a lo personal y a las costumbres sociales. Bien puede ser el ver salir el sol todos los días. O bien puede ser tener el más rojo Ferrari descapotable posible. No hay un solo BIEN sino muchos y muy diferentes. Pero tenemos que trabajar por aquellos BIEN que sean comunes, sostenibles, humanos, válidos, que igualen posibilidades y libertades de decisión personal, que tengan sentido de continuidad en el tiempo.
El BIEN lo marca nuestras circunstancias personales, nuestro lugar de cueva, nuestra cultura. Pero hay ciertos elementos que sí son comunes. El Bien Común unifica las posibilidades al unirse ambas palabras. La salud, la justicia, la libertad, el respeto, la dignidad, el trabajo, el ocio, la familia en todas sus variables, la cultura, la formación, la alimentación, el cariño y el amor, el diálogo entre comunes, la convivencia.
Ya vemos avanzando. Tenemos algo más definido el COMÚN y sabemos algunos principios básicos del BIEN. ¿Y qué ponemos como elemento que vertebre esas necesidades de buscar el BIEN COMÚN? Pues sin duda la economía y la política.
Pero la política está totalmente degradada. Y la economía está totalmente manipulada.
Así que ya tenemos dos campos fundamentales sobre los que trabajar, la política y la economía, y sobre los que admitimos que aunque positivos para lograr el BIEN COMÚN están manipulados, precisamente y con muchas posibilidades, porque admitiendo su importancia para el BIEN COMÚN, no deseamos que sean capaces de lograr ese BIEN COMÚN. Y hasta aquí he llegado por hoy.