“Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes”.
Nos advierte Allen que hay tantas posibilidades de equivocarnos o de no lograr nuestros objetivos, que incluso Dios, que se las debería saber todas, sonríe ante nuestros deseos. Sean fáciles u osados. Planifica, lucha por tus deseos, pero recuerda que se necesita mucho trabajo pata alcanzar lo que se desea. O mucha suerte. O mucha ayuda.